Ir al contenido principal

El Modelo de los 5 grandes o "Big Five"

Cómo podemos explicar que hermanos criados en el mismo ambiente sean tan opuestos entre sí? El Modelo de los 5 grandes te lo detalla a continuación.

Cada uno de nosotros somos únicos y diferentes, pero si nos paramos a observar quizás encontremos algunos rasgos convergentes entre varios tipos de personas

La teoría de la personalidad de Lewis Goldberg también es conocida como el “Modelo de los cinco grandes”. 

Según Goldberg, los cinco grandes rasgos de personalidad, también llamados factores principales, reciben los siguientes nombres: factor O (apertura a las nuevas experiencias), factor C (responsabilidad), factor E (extroversión), factor A (amabilidad) y factor N (neuroticismo o inestabilidad emocional), formando así el acrónimo “OCEAN”.

O: Apertura a la experiencia

El primer rasgo que identificamos en este modelo es la apertura a la experiencia, acuñado como el Factor O. Este rasgo está totalmente relacionado con la capacidad humana de buscar nuevas experiencias en nuestra vida, así mismo también tiene que ver con la habilidad de visualizar un futuro de forma creativa.

Las personas con un nivel elevado de apertura a la experiencia son perfiles imaginativos, que aprecian la cultura y que consiguen establecer relaciones de equipo con los demás. Este tipo de personas persiguen el cambio continuo ya que están seguras de que si se aferran a ideas fijas significa aferrarse al inmovilismo y a la quietud.

C: La responsabilidad

El rasgo de la responsabilidad tiene que ver con la habilidad del autocontrol y la capacidad de diseñar métodos de acción eficaces. Las personas que tiene un alto grado de responsabilidad son grandes planificadores y organizadores además de tener un fuerte compromiso con los objetivos y metas.

A su vez, este tipo de perfiles son vistos por los demás como personas confiables y escrupulosas. En el caso de encontrar individuos con un puntuación extrema en este rasgo de personalidad podemos observar comportamientos demasiados perfeccionistas e incluso obsesivos, por ese motivo las personas de factor C requieren un cierto equilibrio para no caer en el extremo.

E: Extraversión

La extraversión tiene que ver con el grado en el que el sujeto esta abierto con los demás, es decir, el factor E analiza cuánto le agrada a un sujeto estar rodeado de los demás.
Lógicamente el perfil opuesto es el individuo introvertido, estas personas de caracterizan por tener una personalidad reservada, lo que los lleva a que en muchas ocasiones puedan ser juzgados como antipáticos. Los perfiles introvertidos son más reflexivos que los extrovertidos y les gusta menos formar parte de de grupos elevados de personas, prefieren establecerse en una rutina y pasar tiempo con la familia.

A: Amabilidad

La amabilidad es el rasgo que muestra el grado de tolerancia y respeto de una persona. Una persona amable será aquella que confía en la honestidad de la palabra, su vocación es prestar la ayuda a aquellos que lo necesiten. La humildad, la sencillez y la empatía son los atributos básicos de las personas amables.

N: Estabilidad emocional

La estabilidad emocional es la resiliencia con la que una persona afronta las situaciones problemáticas en la vida, los individuos tranquilos no suelen sentir rabia y huyen del enfado, su estado es animado y saben gestionar correctamente las crisis personales. En el polo opuesto nos encontramos a las personas que se caracterizan por tener un comportamiento impredecible, ya que sus reacciones varían sin que sea muy claro por qué.

Referencias bibliográficas:

Cattell, R.B., (1947). Confirmation and clarification of primary personality factors. Psychometrika, 12, 197-220.


Comentarios

Entradas populares de este blog

"Hazte Cargo de ti | Ricardo Morán | TEDxLima"

A veces...

A veces uno amanece con ganas de extinguirse… Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente. A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos y nuestras narices se hinchan y somos horribles y lloramos y queremos extinguirnos… Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse. Julio Cortázar